viernes, 30 de marzo de 2012

Nuestra sociedad destrozada

        Sí, todos hemos oído hablar de que nuestra sociedad se derrumba, de crisis de valores, de falta general de educación....De todo esto y más he oído opiniones varias, pero sin duda lo que más me ha impactado es un artículo que leí recientemente acerca de la mortalidad en España: ¿Cuál creen ustedes que puede ser la muerte más común por causas no naturales en nuestro país?¿los accidentes de tráfico?¿la muerte por cáncer de pulmón?¿los infartos repentinos?...

         Ninguna de las anteriores: el suicidio. Sí señor, el suicidio.Creo que este dato es el reflejo más claro de la situación social en nuestro país: la sociedad está desesperada.

       Por otra parte, si bien es cierto que vivimos un período de constante tensión y desesperación por motivos de peso, especialmente económicos ( "¡¡¡no llego a fin de mes, no puedo aguantar más¡¡¡..."), creo que también es de justicia decir que no son estos motivos suficientes para poner fin a la vida. Sin ánimo de mencionar la soga en casa del ahorcado, quiero expresar mi punto de vista: hoy en día la fortaleza individual brilla por su ausencia, hemos constituido una sociedad en la cual valores como la integridad, el esfuerzo, la fortaleza o la búsqueda de superación personal han sido sepultados: hoy todo nos lo dan "masticado". Creo que es hora de "endurecerse", de aprender que toda situación tiene una salida, que no será fácil en muchos casos, pero que con esfuerzo y fortaleza, seguro es superable.

       Señores, desde aquí les pido, eduquen a sus hijos en la fortaleza, y no me refiero a fortaleza física, pero quizás es hora de plantarse si en lugar de preocuparse tanto por su formación académica ( "british" los viernes, clases de matemáticas miércoles y jueves, y academia los lunes, etc..) o su formación deportiva (dos equipos de fútbol, atletismo, tenis, y golf los domingos...) no debiéramos educarlos en la fortaleza personal, en aprender a superar dificultades de forma cada vez más independiente, en definitiva, a crecerse antes las dificultades.


José María A.

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